Desde una perspectiva basada en la comprensión, el respeto y la aceptación de la neurodivergencias, ofrezco un espacio terapéutico seguro para personas con diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA) adultas y sus familias.
Cuento con más de cinco años de experiencia trabajando en un centro especializado en neurodivergencias, lo que me ha permitido adquirir herramientas clínicas y humanas para acompañar los distintos desafíos que pueden surgir a lo largo del desarrollo, sin perder de vista las potencialidades únicas de cada persona. También participé en la redacción de un capítulo de un libro sobre TEA y funciones ejecutivas.
En terapia trabajamos desde esa encrucijada entre la necesidad de adaptarse a un mundo diseñado para personas neurotípicas y el derecho a vivir desde una identidad neurodivergente. Lo hacemos desde una mirada integradora: no se trata de forzar la adaptación ni de negar las dificultades reales del entorno, sino de construir juntos estrategias que permitan navegar esa encrucijada con conciencia, autonomía y autocompasión.
Los problemas que surgen en estos casos son iguales, pero distintos a los de las personas neurotípicas y esta es la forma de abordarlo dentro de la consulta. Así alguien neurodivergente puede sentir ansiedad, depresión o cualquier otro tipo de malestar. También la necesidad de autorregularnos se dará de esta manera.
