¿Depresión o tristeza?
A veces resulta difícil saber si estamos ante un problema de depresión o simplemente tristeza. Aquí os dejo algunas de las diferencias para poder saber ante qué nos encontramos.
- · La tristeza es un estado de ánimo pasajero que tiene una utilidad, pues nos ayuda a procesar mejor alguna pérdida o algún cambio en nuestra vida. En cambio la depresión es un conjunto de síntomas que van más allá de la tristeza y que no nos ayuda a mejorar ni a entender y gestionar mejor nuestro presente.
- · Por otra parte, la tristeza se da en respuesta a algo concreto que nos ha pasado, si preguntas a alguien por qué está triste puede explicarte el motivo. En cambio cuando alguien sufre depresión, le suele ser difícil identificar un acontecimiento o motivo concreto que le haga estar de esa manera. Se suele entrar en la depresión de forma progresiva y a pesar de que a veces hay un motivo inicial, al final la depresión lo inunda todo.
- · Cuando alguien se encuentra triste le suele dejar de apetecer hacer cosas, pero cuando alguien está deprimido muchas veces deja de sentir placer cuando hace cosas que antes disfrutaba haciendo.
Imagínense que han tomado un camino y que de golpe el camino queda cortado o ya no nos apetece seguir por él. Entonces será el momento de elegir otro camino, por ello debemos pararnos a pensar que nuevo camino queremos seguir. Aquí es donde la tristeza es útil, pues si no nos paráramos a analizar nada tomaríamos decisiones sin hacer un acto de consciencia. Pasado el tiempo de reflexión que nos ofrece la tristeza, lo que hacemos es levantarnos y empezar el nuevo camino que hemos elegido.
Ahora, en cambio imaginaos que en lugar de eso, nos quedamos sentados allí durante mucho tiempo. Aquí estaríamos hablando de depresión. Pero ¿Qué supone estar sentado? Aparte de la sensación de no estar avanzando desde que eso pasó, a esto se le suma la sensación de que lo que hagamos va a ser inútil ¿Para qué un nuevo camino? junto a la sensación de que no somos capaces de hacerlo y la perdida progresiva de fuerzas para hacerlo, pues si nos paramos allí demasiado tiempo, nos empezamos a deshidratar y a perder fuerzas. Esto nos hace reforzar la creencia de que no somos capaces, pero ¿Cómo iba alguien a poder andar un camino en estas condiciones? ¿Esto implica que no sea capaz?
¿Cuáles son los motivos principales por los que alguien se deprime?
En general la depresión empieza por haber sufrido alguna perdida o un fracaso, esto implica tanto la perdida de una persona querida, como una separación, pérdida de trabajo o sentirse rechazado. Otro de los motivos más habituales por el que alguien se deprime es la tensión sostenida. A esto debemos sumarle la falta de apoyo social para resolver estos conflictos. Esta falta de apoyo no tiene por qué ser real. A veces la persona tiene gente a su alrededor dispuesto a ayudarles, pero o no se dan cuenta o no tienen el valor de pedirles ayuda pues sienten vergüenza y se acaban sintiendo aislados.
Pero, ¿de verdad estos motivos nos llevan a la depresión? Es cierto que estos motivos aparecen con relativa frecuencia en la vida de todos, por lo que la simple aparición de estos motivos no es suficiente como para deprimirse. Es aquí donde nuestra mente nos juega una mala pasada y nos conduce hacia la depresión pues un suceso que deberíamos interpretar como aislado empieza a definir quienes somos y de que somos capaces.
Todos estos sucesos que acabo de nombrar es normal que produzcan malestar y tristeza, pero como explicaba antes, la tristeza tiene una utilidad y dura un tiempo determinado. Si no aprovechamos lo que la tristeza nos está intentando enseñar, no nos paramos y examinamos que fue mal, que necesitamos cambiar o hacia donde queremos dirigir nuestra vida a partir de ahora, lo que haremos será quedarnos en un estado permanente: la depresión.
Aquí es donde aparece lo que se llama la tríada cognitiva negativa: Empezamos a tener una visión negativa del yo, del mundo y del futuro. Empezamos a pensar que lo que nos ha pasado es global, es decir, que no es concreto a esa situación, sino algo que en cualquier otro ámbito nos va a pasar, que es frecuente y que es irreversible. Todo empieza con la visión negativa de sí mismo como alguien inútil, indeseable, sin valor y culpable de todas las circunstancias negativas que le rodean.
También implica una visión negativa del mundo por la que el individuo percibe las demandas de su medio como excesivas o llenas de obstáculos insuperables, y considera, por tanto, que el mundo está desprovisto de interés, gratificaciones o alegrías. Finalmente, la tríada implica una visión negativa del futuro marcada por la convicción de que ningún aspecto negativo que el individuo percibe o experimenta en el presente podrá modificarse en el futuro a no ser para aumentar las dificultades o el sufrimiento; su resultado es la desesperanza.
Es como si el día que aquello sucedió nos hubiéramos puesto unas gafas de sol y olvidásemos que las llevamos puestas. Empezamos a verlo todo mucho más oscuro y al no recordar por qué lo vemos todo así, damos por buena esa nueva realidad sin cuestionarla.
¿Cómo puedo saber si tengo depresión?
Para poder determinar la aparición de un trastorno de depresión mayor. Cinco (o más) de los siguientes síntomas deben aparecer al mismo tiempo durante dos semanas. Representando un cambio en el modo de funcionar que tenía la persona que se aprecie en el estado de ánimo deprimido, o bien, en la pérdida de interés en las cosas, de motivación o placer:
- Debe apreciarse un estado de ánimo deprimido gran parte del día, en casi todos los días.
- Se aprecia una disminución del interés por las actividades que solían generar dicha emoción, durante casi todo el día, la mayor parte de los días.
- Se produce una pérdida o aumento de peso.
- Alteraciones en los hábitos del sueño, como insomnio o hipersomnia, casi todos los días.
- Uno mismo y su entorno observan una mayor agitación o disminución psicomotora, casi todos los días.
- La persona se siente fatigada y/o con falta de energía, casi todos los días.
- Aparecen sentimientos de culpabilidad y de inutilidad excesivos.
- Dificultad para mantener la concentración o para tomar decisiones.
- Aparecen pensamientos relacionados con la muerte de forma recurrente. Estos pueden ser ideaciones suicidas sin un plan determinado por llevarlo a cabo, intentos de suicidio o meditaciones previas para llevar a cabo el suicidio.
También se deben cumplir los siguientes criterios:
- Generan un elevado malestar que genera un deterioro en las diferentes áreas en las que se encuentra la persona, como laboral o social.
- ·Los síntomas no pueden estar relacionados con el consumo de una sustancia, a un efecto fisiológico o a una enfermedad médica.
- El episodio depresivo no concuerda mejor con otro diagnóstico.
- ·Nunca se ha dado un episodio de manía (euforia desmesurada).
¿Qué puedo hacer si me siento así?
1. Aplicar la regla de los dos minutos para detectar las rumiaciones. Las rumiaciones son conductas y pensamientos que focalizan la atención de una persona en sus síntomas depresivos y en las implicaciones de estos síntomas. Esto incluye conductas como aislarse para pensar sobre los síntomas depresivos que se experimentan. Hablar todo el tiempo sobre ellos, o pensar de forma recurrente y contemplativa sobre las posibles causas y consecuencias de los mismos.
por ejemplo, «¿Qué he hecho yo para merecer esto?»; «No voy a ser capaz de trabajar si sigo en este estado»
Las respuestas rumiativas difieren de otras conductas y pensamientos de afrontamiento de la depresión como las estrategias de solución de problemas. Las personas tan solo piensan o hablan sobre lo tristes, desmotivadas o fatigadas que están, pero no hacen nada para aliviar sus síntomas. También piensan de forma repetitiva sobre las causas de sus síntomas sin hacer planes para cambiar la situación. La teoría postula, además, que las personas tienen estilos de respuesta ante la depresión.
La regla hace referencia a que cuando llevas dos minutos dando vueltas a un tema y sospechas que estás rumiando te tienes que preguntarte:
a. ¿Pensando, he hecho algún progreso hacia la solución del problema?
b. ¿Sé algo más sobre mi problema o mis sentimientos que no supiese antes?
c. ¿Me hago menos críticas o estoy menos deprimido que antes de empezar a pensar?.
Si alguna de las respuestas no se uno si claro, estás rumiando.
2. Analizando mis pensamientos. Tienes que darte cuenta en base a que construyes tu realidad. ¿Cuáles son esas “verdades incuestionables” que dirigen tu vida actualmente? ¿De dónde proceden? Tal vez vengan de miedos o de problemas de autoestima y tal vez su origen ni siquiera es propio, muchas veces acabamos oyendo la voz de otra persona detrás de todas estas palabras.
En el momento en el que descubres el origen, debes preguntarte si quieres poner nuevas ideas que dirijan tu día a día y al final tu día.
3. ¡Actívate! Está claro que el mismo día no podrás volver a un ritmo de rutina normal, pero muchas veces estás sentado en casa pensando que no te pasa nada emocionante o positivo, pero obviamente eso no va a pasar desde el sofá o desde la cama. Proponte pequeños retos para ir involucrándote de forma progresiva en una rutina que te apetezca y que te pueda llevar a algo positivo.
4. La depresión va muy ligada a la ansiedad. Si quieres saber si se trata más bien de ansiedad o se trata de una mezcla de ambas infórmate.
5. Busca la ayuda de un profesional. Estos consejos pueden ayudarte, pero no debemos olvidar que cada persona es única y que por tanto no podemos meternos todos en el mismo saco. Encuentra a alguien que encaje contigo y ponte a trabajar en ello. ¡La salud es la mejor inversión!